Con la ayuda de la tía Mari conseguimos montar dos arcos... pero enseguida vimos que con solo tres personas no podríamos levantar 30 metros de invernadero.
Subiendo el plástico al invernadero
Gracias a los buenos amigos, como Laure, quien compartió conmigo estudios y risas en Luces, pudimos colocar el plástico sin problemas.
A pesar de que ya pegaba el sol del mediodía, conseguimos colocar el plástico sin casi arrugas.
Tras el montaje del invernadero, la tierra estaba tan pisoteada que parecía imposible que allí pudiera crecer nada, pero Richar se pegó una buena paliza con un motocultor de alquiler, y éste es el resultado.
Tapamos las zanjas para sujetar el plástico. Menudo curro...
